Los marcos de referencia son estructuras mentales que conforman nuestra forma de ver el mundo, nuestras metas y planes. Forman parte del inconsciente cognitivo. No podemos acceder a ellos conscientemente, pero sí por sus consecuencias y a través del lenguaje. Nuevos marcos, que suponen cambiar lo que se entiende por sentido común, y que provocan cambio social, requieren un nuevo lenguaje.
Por tanto la pregunta que nos hacemos tras diseccionar cada palabra de la campaña electoral es ¿cuál es el marco de referencia que pretende imponer la CUP? El marco de la CUP es aquel que incluye de forma cohesionada todos los aspectos que hemos mencionado hasta ahora. Para su mejor comprensión hemos decidido enlazarlo variando el orden anterior.
En primer lugar, ¿quiénes son ellos y en calidad de qué están apelando a nosotros? la CUP es la gente y la gente es la CUP, así que a partir de ahora todo lo que los defina debería definirnos también a nosotros. Son catalanes y catalanistas cultural y políticamente, por lo que indisociablemente son antifranquistas –el salto de antifranquistas a antifascistas no parece que sea algo impensable, más bien lógico. El antifranquismo si se retrotrae a la Guerra Civil se asocia se asocia a la izquierda, así que encaja fácilmente si desarrollamos el primer elemento que hemos recordado, es decir, si la CUP es la gente, es como la gente, esa “gente” en su mayoría es de clase trabajadora y los intereses de la clase trabajadora no son otros que los del socialismo. Al unir los conceptos de socialismo y un nacionalismo catalán obtendremos la lógica independentista, la independencia como oportunidad para luchar contra el statu quo y la idea de un mundo socialista basado en la soberanía de los estados nación. El independentismo es el hilo central de la trama, lo que sostiene el resto de elementos cohesionados, y no resulta extraño dado el contexto de las elecciones.
En consecuencia de dicho independentismo podemos incluir cuatro elementos más, la simpatía con la izquierda abertzale por una lucha común, el anti europeísmo por presentarse como una extensión de los mercados que dirime la soberanía nacional, el antimilitarismo porque el militarismo actual es una suerte de injerencia internacional en pro de los intereses económicos de los países más desarrollados e intolerantes con la corrupción y el fraude bancarios porque perjudica a esa clase trabajadora en la que se reflejan.
Y del comunismo emana la forma de actuar, el asamblearismo, método democrático de toma de decisiones, el rechazo a los mossos d’esquadra por ser el instrumento al servicio de la clase dominante para perpetuar la desigualdad.
Siendo conscientes del auge del independentismo en Catalunya especialmente coincidiendo con el año de la campaña, podríamos identificar la estrategia de la CUP como la respuesta al vacío existente en un hipotético doble eje simbolizando el cleavage derecha-izquierda horizontalmente e independentismo-unionismo en vertical. La CUP sería el único partido independentista de izquierdas no institucionalizado, puesto que sus competidores en ese primer cuadrante serían ICV y PSC que quedarían excluidos por falta de independentismo y ERC que también se eliminaría por su vinculación con CiU, culpables de los recortes y presentados como aquellos pseudoindependentistas ricos y corruptos que se reparten en el hemisferio de la derecha ideológica.
Por tanto, en esa diferenciación fundamental de toda estrategia discursiva que representa el nosotros/ellos, el nosotros es lo comentado hasta ahora aunque podría resumirse en “la gente”. El sujeto es indefinido porque busca abandonar cualquier rasgo excluyente, es decir, nosotros es todo aquél que no es ellos. Este segundo grupo de personas son a los que se amenaza con una sandalia en una comisión de investigación, los que el catalanismo lo llevan de boca para fuera, los poderosos que oprimen, los corruptos, etc.
La aventura a la que invitan participar mediante el voto –aunque no solo con él– es el proceso de independencia, el camino hacia la autodeterminación. Al más puro estilo de un videojuego de los años noventa, la CUP anima a la sociedad catalana a avanzar en el camino marcado, evitando obstáculos varios a los que hacíamos referencia anteriormente, en busca de un destino indefinido y desconocido hasta el momento, pero que precisamente por ello resulta tan atractivo, por su capacidad de amoldarse al país que uno quiere. La concepción del camino como metáfora de la realidad política es uno de los marcos mentales más exitosos y no parece arbitraria, en un camino tan solo hay dos direcciones, hacia delante (avanzar, descubrir, prosperar) o hacia atrás (al pasado, la dictadura, la represión). Además, permite actores en la misma dirección, lo cual es casi inevitable, pero a diferentes velocidades e incluso, a pesar de coincidir en la misma senda (temporalmente, se entiende), persiguiendo distintos destinos.
En suma, podríamos concluir que la CUP llevó a cabo en el spot electoral de 2015 una estrategia discursiva muy elaborada en la que concienzudamente no dejan lugar a la conquista de ningún frente por parte de otros discursos. Se definen perfectamente los roles asignados a cada uno de los actores, el diagnóstico o problema inicial y la forma mediante la cual solucionarlo; tan solo la meta queda a medio dibujar, mas no por descuido, sino por su atractivo de este modo.
Al hablar de corrupcion en el termino de la cup, deberias de fijarte más en los partidos que votan por las grandes empresas(partidos de derechas), a cambio de un mordisco, como el PP, y seguramente Ciudadanos, aunque la presunción de inocencia sigue ahí.
ResponderEliminarPero claro, como no, por ser independentista e intentar "romper la union" de España, no es lo mismo, por que entramos en el terreno de "yo no te dejo hacerlo por que no quiero... y punto".
Por favor, mejores argumentos harán que la gente no sea tan inutil
Hablo en esos términos de corrupción y en muchos otros que pueden ser más sutiles. En cuanto al resto, no te sigo, pero si me lo aclaras lo discutimos.
EliminarMuchas gracias por leer y comentar.