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5 de abril de 2020

Coronavirus: Todo mal, casi


Abrumado por el bombardeo de desinformación al que estamos sometidos por la situación actual, he intentado esquivar todo análisis o previsión durante estas últimas semanas. Sin embargo, hoy se me ha ofrecido la posibilidad de leer un artículo de opinión de elEconomista.es y he caído. Me picaba la curiosidad por ver el posible estropicio que resultara un análisis económico neoliberal, además, ponen como cebo "marxismo" en el título para que lelos como yo les demos clics fáciles y a mí no me gusta decepcionar.


No voy a entrar a responder el puñado de gilipolleces que se comentan, no es más que la demonización de la nacionalización de sectores económicos estratégicos y bilis contra el gobierno usando la, ya desgastada, doble vara de medir; pero sí me gustaría hacer balance de las consecuencias de la pandemia del coronavirus.

En primer lugar, debo acotar el análisis a las consecuencias de éste porque el origen lo desconozco igual que vosotros, hago oídos sordos a todo tipo de conspiranoia por verosímil que me parezca (EEUU, China, control demográfico, etc.). Por tanto, aceptamos la premisa del origen del contagio del virus "oficial". Pesando los pros y los contras que suponen las externalidades -en política pública se conoce la externalidad como el impacto no compensado de las acciones de un actor sobre el bienestar de otro- de la pandemia. No tendremos en cuenta las muertes que se ha cobrado el virus, ya que interpretaremos las repercusiones directas en la salud de la población como el objetivo del virus y lo que trataremos son las consecuencias "no deseadas" de ello.

Empecemos por las negativas, la pandemia ha afectado de modos distintos pero con igual intensidad en dos direcciones. Por un lado, la vertiente económica, evidente, la congelación de la actividad laboral ha convertido en papel mojado cualquier planificación o estrategia empresarial al corto y medio plazo con las consiguientes inversiones. 

Cuando el empresario enfrenta el 2020 realiza un pronóstico sobre el que sostiene "su apuesta", calcula cuántos productos o servicios puede conseguir que demanden los consumidores e intenta cubrir esa demanda empleando los mínimos recursos posibles para ampliar el margen de beneficio. Un cálculo por encima o por debajo de la realidad suponen pérdidas relativas.

Por su parte, el trabajador afronta el 2020 intentando cambiar su fuerza de trabajo a la empresa que mejor le convenga por un sueldo para asegurar su supervivencia. El riesgo de "escoger una mala empresa" es el que puede dar perdedora la "apuesta". Ambos actores, con intereses enfrentados, pretenden firmar un contrato ganador pero el COVID-19 ha trastocado cualquier escenario imaginable así que a alguien le tocará pagar... o no. 

Motivado por una causa que escapa a su control, el empresario ve como los acuerdos a los que había llegado con los trabajadores le perjudican y los beneficios esperados desaparecen; del mismo modo, los trabajadores corren con la posibilidad de contagio o el no poder cuidar a sus hijos los días que el empresario les obliga a trabajar (basándose en el contrato que firmaron). La pandemia, como la remontada de la Roma al Barça en la Champions de 2018, no era previsible y quien apostó de forma racional, perdió. Perdimos los trabajadores al tener que cumplir nuestra parte del trato para conservar el salario y debería perder el empresario pero, UNA VEZ MÁS, obtiene una ventaja comparativa, se le ofrece en bandeja de plata la posibilidad de realizar un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). De esta forma, se facilita romper con la obligación del contrato empresa-trabajador y mandarlo al paro sin penalizaciones de ningún tipo y absolutamente al margen del parecer del trabajador (siendo el 50% del acuerdo).


En la historia de la economía española encontramos recurrentes ejemplos en los que la empresa privada asume un riesgo para lograr beneficios, si sale bien, se llenan los bolsillos (cómo el riesgo es del empresario, el beneficio también) y si sale mal, son los trabajadores y/o ciudadanos quienes asumen las pérdidas para que el empresario pueda llenarse los bolsillos de igual forma (véanse el rescate a la banca, por ejemplo). Las consecuencias solo resbalan del pecho del empresario si son negativas.

Comentando la situación con conocidos encuentras un discurso común, les resulta irrelevante la injusticia del asunto, ya que podrán disfrutar del paro (70% de la base reguladora del salario) sin gastar prestación ni importar el tiempo que lleven en la empresa, cobrarán sin trabajar. Según esa visión tanto patronal como trabajadores reciben ayudas.

Si nos paramos a ver el origen y el destino de dichas ayudas descubriremos que para minimizar las pérdidas del empresario se le permite incumplir el contrato laboral y para que el perjudicado (trabajador) no proteste el Estado le provee de subsidios con condiciones mejoradas; dicho de otro modo, Papá Estado aparece para salvar el culo del empresario y compensa al trabajador con su propio dinero, un dinero recaudado mediante impuestos mayoritariamente, de lo cuales los trabajadores aportan entre el 60% y el 70%. ¿Intervendrá también el Estado para evitar que empresas que ganaron su apuesta porque se dedicaban a la producción de mascarillas, por ejemplo, se bañen en oro a costa de una situación que escapa a su control? No, cuando se trata de explotar y forrarse, no.

Entiendo la lógica de que "es un motivo de fuerza mayor" en el que las empresas no han tenido control (aunque cuando lo han tenido han decidido seguir produciendo a costa de arriesgar la salud de sus trabajadores); pero tampoco yo tengo control, sin embargo, pago (posiblemente sin disfrutarlo) el seguro del coche, los intereses del banco, el alquiler, etc. También yo me comprometí  pagar un servicio de manera mensual pero a mí no me dejan decidir no pagarlo y compensar a las empresas con dinero pagado meses atrás.



La otra dirección en la que este virus ha afectado es en la psicológica, sin duda el fenómeno que más me preocupa es la aparición de 3 perfiles entre la población de este país:

El policía de balcón: un currela que aplaude religiosamente cada día a la hora indicada mientras le mean en la cara y le dicen que llueve, exige la intervención policial si un vecino tarda más de 30 segundos tirando la basura y pasa la cuarentena reenviando bulos por WhatsApp.

El protofascista en paro: un tipo que aprovecha la tesitura para sacar pecho de la última aportación del ejército, a las 8 pone el himno, si ve a alguien en la calle le escupe sin dudar, cree que la pandemia la ha generado el chino de abajo o una podemita el 8M y se sirve de ella para poner a parir al gobierno (en ocasiones lee elEconomista.es porque tenía 0,000000006 bitcoins; ahora la mitad).

El reptiliano; obsesionado con las teorías conspiranoicas, conoce con detalle las ocasiones en las que un medium de turno ha mencionado una catástrofe en 2020, le preocupa que el gobierno le obligue a quedarse en casa para controlarnos pero se la suda que le pinchen el micrófono, la cámara o la ubicación a diario. Por algún extraño motivo (un/a ex estudiaría medicina) odia a los sanitarios porque no son fit.


No obstante, también hay consecuencias positivas, por orden de importancia: la contaminación se ha reducido enormemente, el sector financiero las pasa canutas y puede leerse en la prensa generalista el término nacionalización más allá de Diego Costa (ahora ya no tengo que explicar qué es antes de explicar cuáles son las ventajas).


De las 3, la que más disfruto es la segunda, me encanta ver como la burguesía financiera y productiva retira despavorida sus capitales de las principales bolsas de valores del mundo; confirmando la tesis marxista de que el trabajo es la única fuente verdadera de riqueza, sin trabajadores no hay producción, no hay distribución, no hay consumo y, por tanto, no hay acumulación. La especulación financiera suena apetecible por 2 motivos, porque debe serlo para que los tontos de la base de la pirámide o los últimos de la fila pierdan su dinero (de algún bolsillo ha salido el dineral que se embolsan los brokers, banqueros y demás cocainómanos) y porque hay trabajo real detrás que la sustenta. Consta de un mecanismo complejo y perfectamente diseñado siempre y cuando no ocurra algo como esto.

28 de diciembre de 2018

Pregúntale a Marx: ¿El comunismo quiere eliminar la propiedad privada?


Cuando logras que alguien te aguante la turra marxista y has conseguido pasar del iPhone y esas zapas Nike que llevas, llegará la gran pregunta fruto del interés e incredulidad a partes iguales: ¿Entonces, en un estado comunista se eliminaría la propiedad privada? ¿Quiere decir eso que yo no podría tener ni un piso, ni un coche, ni ropa? La respuesta corta es NO, NO SE ELIMINA LA PROPIEDAD PRIVADA.

La respuesta larga la podemos encontrar en el manifiesto comunista de Marx y Engels, en dicho manifiesto dedican un par de párrafos, si mal no recuerdo, en los que comentan irónicamente este tema. A los comunistas se nos acusa de querer eliminar la propiedad privada ¿pero qué propiedad privada? -pregunta Marx- ¿la propiedad de los productos que mediante el esfuerzo, sudor y trabajo los obreros se han ganado? ¿Esa propiedad que los empresarios arrebatan de forma sistemática robándoles la plusvalía? Ese derecho a la propiedad no puede eliminarse porque no existe realmente para la absoluta mayoría de la población. Los trabajadores pasamos 8 horas fabricando productos u ofreciendo servicios por los cuales tan solo recibimos una pequeña parte, un salario (una cantidad de dinero suficiente para subsistir y poder seguir yendo a trabajar por necesidad) mientras que el resto del beneficio generado, del que nosotros hemos generado, se lo quedarán los dueños de los medios de producción (la fábrica, la oficina, las máquinas, la tecnología, etc., todo aquello que les permite ganar dinero sin necesidad de trabajar).

Si entendemos en ese caso que la propiedad privada realmente no existe ¿a qué tiene miedo la clase dominante? Evidentemente, temen perder la capacidad de enriquecerse a costa del trabajo de los demás. Es que poseer los medios de producción es una forma mínimo 3 o 4 veces más rentable que vender tu fuerza de trabajo. Trataremos de exponerlo mediante un ejemplo para que sea más visual, si yo dedico 20 horas de trabajo y más de 6 años de formación para redactar un informe que vendo por 1.000€, esa cantidad será el total de los beneficios que me reportará dicho informe; mientras que una persona con 80.000€ puede comprar una vivienda para alquilarla o acciones de una empresa y estar sacando beneficio eternamente. Lo que determina si el beneficio será limitado o no estamos generando valor mediante el trabajo o tan solo especulamos.

En un hipotético sistema comunista podrías poseer artículos de consumo (ropa, comida, coche, un iPhone, etc.) pero no poseerías la infraestructura de telecomunicación que necesita toda compañía telefónica para ofrecerte el servicio. Entiendo que a nadie le gusta que limiten sus posibilidades, sin embargo, aunque hoy en día puedas teóricamente, no vas a lograrlo, es un hecho, se ponga como se ponga Mr. Wonderful.

22 de diciembre de 2018

¡A las armas!: Literatura del Rayo Vallecano


La editorial Libros del K.O. lanzó, hace aproximadamente 6 años ya, una colección condenada al éxito titulada Hooligans Ilustrados. En ella, escritores (y no tan escritores) narran sus vivencias y relación con un club de fútbol del estado español. Digo que era un éxito seguro porque quiero pensar que quien de verdad le gusta y siente este deporte disfrutará infinitamente más con una horita de lectura, cuanto menos, interesante sobre la visión que tenga de tu equipo un hincha célebre que con las pantochadas de un puñado de cocainómanos en El Chiringuito o como se hagan llamar ahora.

Personalmente, di con esta colección a raíz de la presentación de ¡A las armas!, el libro sobre el Rayo Vallecano. En dicha presentación encontré 3 personas tan dispares como David Fernández, Jordi Évole y Quique Peinado (autor del libro), lo cual me sorprendió bastante porque van, en ese orden, de una de las personas a las que más respeto a una de las que menos. El Follonero y el tonto de Zapeando no hubieran conseguido otra cosa que alejarme de cualquier producto que recomienden, sin embargo, este era sobre el Rayito y David daba su aprobación así que le dimos una oportunidad.



Antes de entrar a valorar el libro en sí, debo reconocer que no soy un amante del fútbol clásico, hasta hace poco más de 6 años no me interesaba mucho más allá del Barça-Madrid y la Champions, nunca había tenido una camiseta de un equipo, era del Real Madrid y no sabía que era un carrilero. Desde entonces han cambiado muchas cosas, desde luego, pero mi mirada no es la de el típico chaval que ha jugado desde pequeño en un equipo, que ha crecido junto al fútbol y que tiene como tradición los domingos de partido con su padre (o madre).

Ahora ya sí, el libro; la portada me tiene enamorado, tenía claro que me lo iba a comprar aunque fueran un montón de hojas en blanco solo por ese artwork. La línea de portada que siguen en esta colección es bastante minimalista, fondo ocre sobre el que se imprimen detalles mayoritariamente en negro junto con el título y algún que otro toque del color del equipo que lo protagoniza. A esto se añade una imagen, a menudo una fotografía, pensada con mucho ingenio.



En cuanto al contenido seré breve, así como lo es este librillo. El índice divide el texto en 5 capítulos: Familia, Barrio, Política, Estadio y Fútbol. El primero es correcto, narra los recuerdos de su infancia y los orígenes de su familia, que casan bastante con el prototipo de hincha del Rayo. En Barrio extiende esos recuerdos al resto de familias de Vallecas y la vida allí, la heroína, la pobreza, la vida en comunidad, etc. Hasta ahí sin pegas, no he vivido en Vallecas en esa época así que me creo su historia y, a ojos de un iletrado como yo, está suficientemente bien escrito, pero llega Política. Desde el principio encuentras referencias a la ideología, porque no puede ni quiere evitarlas, pero no deja de sonar constantemente a progre del PSOE que cree que aun abandonando el marxismo (porque es muy radical) es la izquierda valiente aunque se esfuerce en demostrar lo contrario. Entiendo, una vez leído dicho capítulo, el porqué de Jordi Ëvole (lo que es) y David Fernández (lo que quiere aparentar ser) en la presentación.

No obstante, los dos últimos capítulos acaban por dejarte muy buen sabor de boca. He disfrutado y sufrido leyendo los momentos más memorables de la historia del Rayo que Quique ha experimentado -y eso a pesar de que no conocía ni la mitad. Ese es el efecto que, a mi entender, este libro debe generar, tanto a los que sienten al Rayo como a los que no. En suma, diría que ¡A las armas! es una lectura recomendable gracias y a pesar de Quique Peinado a partes iguales.



24 de octubre de 2018

Pregúntale a Marx: ¿Se puede ser comunista y cristiano?


Jorge Mario Bergoglio, más conocido como el Papa Francisco, es el actual y 266º papa de la Iglesia católica. Las declaraciones a finales de 2016 sobre sus supuestas intenciones de establecer un papado prácticamente marxista me servirán como perfecto pie a la reflexión que ocupa el título; dicha declaración fue la siguiente:

"Son los comunistas los que piensan como los cristianos"

¿Los comunistas y los cristianos pensamos igual? ¿Somos lo mismo pero nos llamamos distinto? Para aquel entonces, ya resonaban en mi afirmaciones como que Jesús fue el primer comunista o que el cristianismo original podía equipararse al socialismo, sin embargo, sabía de la quema de iglesias durante la Guerra Civil y conocía la famosa frase de Marx "la religión es el opio del pueblo". Ahora, dos años más tarde, me dispongo a analizar hasta qué punto son ciertas esas sentencias y cuán compatible son las ideologías marxista y cristiana.

Si bien es cierto que encontramos valores comunes en ambas lecturas del mundo (la justicia, la bondad, la empatía, etc.), me atrevería a decir que existe una suerte de base moral compartida en la absoluta mayoría de las ideologías; pero son los matices diferenciadores los que aportan la fuerza a cada cosmovisión.

¿Fue Jesús el primer comunista?  Quien lo sostiene se apoya en pasajes bíblicos en los que la actitud de Jesucristo es supuestamente marxista, veamos los dos más claros: 

Mateo 12:21
Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas, y les dijo: Escrito está: Mi casa será llamada casa de oración, pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. 

Al hijo de Dios no le gustaban los especuladores, o al menos no le gustaban los que especulaban en su templo. No tengo muy claro si el problema era "robar" u ocupar un espacio que debiera dedicarse a rendir culto a Dios. En cualquier caso, el marxismo no es el único -ismo en oponerse a la especulación, el anarquismo o el liberalismo clásico también lo hacen.
Mateo 19:24

Y otra vez os digo que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios.

En este versículo poniendo de mi parte puedo llegar a entender que el cristianismo valora negativamente a las personas ricas, puesto que nadie se hace rico sin explotar, robar o especular. Si solo acceden al reino de Dios las personas que lo merezcan por un comportamiento ejemplar y ser rico implica lo mencionado, es obvio que un rico no puede optar a la salvación. Pero, si el juicio negativo al rico fuese, no por cómo se ha hecho rico, si no porque al acumular riqueza no ha dedicado tiempo suficiente a intentar curar una pierna seccionada con una tirita, esto es, dar limosna a los pobres para acabar con la pobreza, nada tendría de marxista -nada hay más capitalista que intentar trampear las desigualdades que el sistema crea para que pueda seguir funcionando sin atacar a la causa.

El resto de argumentos son sencillamente erróneos por desconocimiento del marxismo, el más repetido es que Jesús compartía todo lo que tenía con los apóstoles de forma igualitaria. El mantra del igualitarismo ha calado fuerte en el argumentario anticomunista, la igualdad en el marxismo se da en la casilla de salida (igualdad de oportunidades), no en el premio (igualdad económica), no se trata de repartir la pobreza o la riqueza, se trata de acabar con los privilegios, que crean injusticia.

Jesus was a socialdemocrat

Puede que de forma algo precipitada pero, creo, casi clarividente, me atrevería a concluir que Jesucristo no fue el primer comunista, mas quizá sí el primer protosocialdemócrata. Me explico, a la socialdemocracia le disgustan casi tanto como al marxismo-leninismo las fuentes de desigualdad (explotación y especulación) no obstante, creen que pueden acabar con ellas mediante medidas progresivas; a Jesús no le gustan los ladrones que ocupan la iglesia pero cree que los ricos pueden paliar la desigualdad con limosna, poco menos que la carga impositiva a las grandes rentas con la que los socialdemócratas sueñan. Además, ambas visiones, cristiana y socialdemócrata, rehuyen el conflicto y edulcoran al enemigo librándoles de un gran porcentaje de culpa de un modo u otro.

Por último, el cristianismo y el comunismo resultan inexorablemente incompatibles porque, entre muchos otros motivos, discrepan por completo en cómo se llegará al fin último; el marxismo-leninismo entiende que para llegar al estadio comunista en que se hayan abolido los privilegios y la posesión de los medios de producción por parte de la clase dominante, la clase trabajadora deberá emplear la violencia racional para combatir la violencia a la que los ricos y poderosos van a recurrir, sin duda, para defender su estatus. Al contrario, el cristianismo pone en manos de lo ajeno (el juicio de Dios) la consecución y el paso al destino final.

Al final, la doctrina cristiana y la socialdemócrata acaban pareciéndose más de lo esperado, ambas venden la esperanza de lograr alcanzar un idílico futuro que ni ellos mismos se lo creen, para poder justificar el sufrimiento y la resignación a la que te animan en el presente; de esta forma, lo sufrido por ti hoy sustenta lo disfrutado por un rico mañana.

18 de octubre de 2018

Pregúntale a Marx: ¿Se puede ser comunista y tener iPhone?


- ¡Vas de comunista pero bien que llevas un iPhone! 

Jaque mate, soy un comunista de iPhone; puesto que manifiesto abiertamente mi ideología debo ser el faro que guíe a la clase obrera y si me detectan (lo que ellos creen que es) una contradicción debo hacerme el harakiri marxista leninista. 

Esta falacia recurrente entre los negacionistas anticomunistas se puede afrontar desde 3 marcos mentales distintos; y de hecho es aconsejable ir variando para no caer en la monotonía del discurso. En primer lugar, si hacen referencia a que el iPhone es un logro tecnológico de un sistema con el que pretendo acabar y eso no me da derecho a disfrutarlo; la respuesta es clara:

Entonces, tú, no-anticapitalista, ergo capitalista, no tienes derecho a disfrutar de las ventajas que los movimientos socialistas han aportado directa o indirectamente, no obstante, lo haces sin debatirte por dentro.

Puestos a vincular un producto con el sistema que estaba establecido en el momento de su aparición o creación, el teléfono móvil es un invento cuyo precursor fue un soviético (Leonid Kupriánovich) en la década de los 50s. Por tanto, de existir contradicción alguna, la sufrirías tú.

Si el reproche se basa en que estás asumiendo la propiedad privada de un producto de gran valor económico, será necesario aclarar que el marxismo no se opone a la existencia de propiedad individual de artículos de consumo, se puede tener cepillo de dientes, ropa, coche, calzoncillos, etc. Lo que no es concebible en una sociedad igualitaria, equitativa y justa es que unas personas posean los medios de producción que generan beneficios a costa de explotar la fuerza de trabajo del resto; los medios de producción deben ser para quien los usa y trabaja, incluso si quien lo hace se ha comprado un teléfono móvil con el dinero ganado fruto de su trabajo y no de la explotación ajena. El problema no es que yo tenga un iPhone pagado con dinero que he ganado con mi trabajo, si no que la Botín pueda tener 1312 móviles sin haber trabajado en la vida mientras que familias trabajadoras no tengan para comer.

O, por último, si asumimos que ciertamente es una contradicción para nosotros los marxistas disfrutar de productos que están hechos en base al robo de la plusvalía; se entiende que el que no es marxista, está a favor de ésta, incluyendo la explotación infantil o la esclavitud (fenómenos altamente aceptados en periodo capitalista); o que todas sus pertenencias han sido producidas en una suerte de cooperativas ajenas al mercado capitalista, lo cual parece poco probable.

12 de octubre de 2018

Análisis del framing: Campaña electoral de la CUP 2015 (Parte lll)


Los marcos de referencia son estructuras mentales que conforman nuestra forma de ver el mundo, nuestras metas y planes. Forman parte del inconsciente cognitivo. No podemos acceder a ellos conscientemente, pero sí por sus consecuencias y a través del lenguaje. Nuevos marcos, que suponen cambiar lo que se entiende por sentido común, y que provocan cambio social, requieren un nuevo lenguaje.

Por tanto la pregunta que nos hacemos tras diseccionar cada palabra de la campaña electoral es ¿cuál es el marco de referencia que pretende imponer la CUP? El marco de la CUP es aquel que incluye de forma cohesionada todos los aspectos que hemos mencionado hasta ahora. Para su mejor comprensión hemos decidido enlazarlo variando el orden anterior.

En primer lugar, ¿quiénes son ellos y en calidad de qué están apelando a nosotros? la CUP es la gente y la gente es la CUP, así que a partir de ahora todo lo que los defina debería definirnos también a nosotros. Son catalanes y catalanistas cultural y políticamente, por lo que indisociablemente son antifranquistas –el salto de antifranquistas a antifascistas no parece que sea algo impensable, más bien lógico. El antifranquismo si se retrotrae a la Guerra Civil se asocia se asocia a la izquierda, así que encaja fácilmente si desarrollamos el primer elemento que hemos recordado, es decir, si la CUP es la gente, es como la gente, esa “gente” en su mayoría es de clase trabajadora y los intereses de la clase trabajadora no son otros que los del socialismo. Al unir los conceptos de socialismo y un nacionalismo catalán obtendremos la lógica independentista, la independencia como oportunidad para luchar contra el statu quo y la idea de un mundo socialista basado en la soberanía de los estados nación. El independentismo es el hilo central de la trama, lo que sostiene el resto de elementos cohesionados, y no resulta extraño dado el contexto de las elecciones.

En consecuencia de dicho independentismo podemos incluir cuatro elementos más, la simpatía con la izquierda abertzale por una lucha común, el anti europeísmo por presentarse como una extensión de los mercados que dirime la soberanía nacional, el antimilitarismo porque el militarismo actual es una suerte de injerencia internacional en pro de los intereses económicos de los países más desarrollados e intolerantes con la corrupción y el fraude bancarios porque perjudica a esa clase trabajadora en la que se reflejan.

Y del comunismo emana la forma de actuar, el asamblearismo, método democrático de toma de decisiones, el rechazo a los mossos d’esquadra por ser el instrumento al servicio de la clase dominante para perpetuar la desigualdad.

Siendo conscientes del auge del independentismo en Catalunya especialmente coincidiendo con el año de la campaña, podríamos identificar la estrategia de la CUP como la respuesta al vacío existente en un hipotético doble eje simbolizando el cleavage derecha-izquierda horizontalmente e independentismo-unionismo en vertical. La CUP sería el único partido independentista de izquierdas no institucionalizado, puesto que sus competidores en ese primer cuadrante serían ICV y PSC que quedarían excluidos por falta de independentismo y ERC que también se eliminaría por su vinculación con CiU, culpables de los recortes y presentados como aquellos pseudoindependentistas ricos y corruptos  que se reparten en el hemisferio de la derecha ideológica. 

 

Por tanto, en esa diferenciación fundamental de toda estrategia discursiva que representa el nosotros/ellos, el nosotros es lo comentado hasta ahora aunque podría resumirse en “la gente”. El sujeto es indefinido porque busca abandonar cualquier rasgo excluyente, es decir, nosotros es todo aquél que no es ellos. Este segundo grupo de personas son a los que se amenaza con una sandalia en una comisión de investigación, los que el catalanismo lo llevan de boca para fuera, los poderosos que oprimen, los corruptos, etc.

La aventura a la que invitan participar mediante el voto –aunque no solo con él– es el proceso de independencia, el camino hacia la autodeterminación. Al más puro estilo de un videojuego de los años noventa, la CUP anima a la sociedad catalana a avanzar en el camino marcado, evitando obstáculos varios a los que hacíamos referencia anteriormente, en busca de un destino indefinido y desconocido hasta el momento, pero que precisamente por ello resulta tan atractivo, por su capacidad de amoldarse al país que uno quiere. La concepción del camino como metáfora de la realidad política es uno de los marcos mentales más exitosos y no parece arbitraria, en un camino tan solo hay dos direcciones, hacia delante (avanzar, descubrir, prosperar) o hacia atrás (al pasado, la dictadura, la represión). Además, permite actores en la misma dirección, lo cual es casi inevitable, pero a diferentes velocidades e incluso, a pesar de coincidir en la misma senda (temporalmente, se entiende), persiguiendo distintos destinos.


En suma, podríamos concluir que la CUP llevó a cabo en el spot electoral de 2015 una estrategia discursiva muy elaborada en la que concienzudamente no dejan lugar a la conquista de ningún frente por parte de otros discursos. Se definen perfectamente los roles asignados a cada uno de los actores, el diagnóstico o problema inicial y la forma mediante la cual solucionarlo; tan solo la meta queda a medio dibujar, mas no por descuido, sino por su atractivo de este modo.

27 de septiembre de 2018

Análisis del framing: Campaña electoral de la CUP 2015 (Parte ll)


Apoyándonos en las palabras de Lakoff (2007: 4), “puesto que el lenguaje activa los marcos mentales, los nuevos marcos requieren un nuevo lenguaje”, lo cual implica que “el cambio de marco es cambio social”. Los guionistas del corto de la CUP, de forma consciente o no, tuvieron eso muy presente y utilizaron marcos conceptuales, verbales y no verbales, que activaban marcos mentales convenientes para su visión y por consiguiente para el partido.


A continuación analizaremos dichos mecanismos agregándolos en tres líneas principales, cabe decir que algunas de las unidades de análisis comprenden dos o más líneas pero en busca de resultar lo menos recurrente posible hemos colocado cada issue una sola vez en la línea que nos pareció más adecuada:

1. Diagnóstico


En lo que respecta al marco conceptual del análisis de la realidad, de diagnóstico, encontramos 7 momentos en los que se activan los siguientes marcos:


La CUP sabe entender la realidad y la conoce, de lo que destilan dos subideas, por un lado, lo que vamos a ver es la verdad, no la que pudiéramos creer que lo era antes de verlo, ni la que los medios u otros partidos nos quieran hacer creer; y por otro lado, la CUP entiende la realidad a diferencia de la clase política institucional ajena a ciudadano (en este caso elector). Esto nace de los créditos, tanto iniciales como finales, en los que se indica que el minifilm está basado en hechos reales y realidades políticas.

La realidad política se estructura en forma de sistema, la democracia (o su ausencia), el trato con la administración, la hegemonía ideológica, la calidad de vida, etc. son múltiples consecuencias de un sistema, características del mismo. Si esas externalidades no nos gustan deberemos cambiar a un sistema distinto que nos proporcione otras. Hacen referencia a ello cuando, discutiendo sobre la avería de la furgoneta, Isabel Vallet pregunta si es “error del sistema”. Con esto pueden querer hacer alusión al sistema económico capitalista y a su vez al sistema constitucional español. Parece razonable pensar que fuese especialmente la segunda, puesto que David Fernández empieza advirtiendo de que “algo se ha roto”, en términos de sistema económico no tiene demasiado sentido afirmar que ahora se ha roto algo, en cualquier caso si algo se podía romper ya lo había hecho desde el principio; algo más de lógica tiene si hablamos de sistema territorial, habiendo estallado desde hace escasos años un sentimiento cuasi-mayoritario, sino mayoritario, en la población catalana de deseo de cambio en ese sentido.

Además del motor humeante, la furgoneta sufre otra avería, en este caso menos grave pero a tener en cuenta, se le ha pinchado una rueda. David Fernández, algo frustrado por la situación, reflexiona en voz alta sobre la situación de la carretera: “Este camino está lleno de piedras, […] las piedras que nos ponen ellos y las que nos ponemos nosotros”. El camino metafórico hacia la independencia es arduo, lleno de obstáculos por parte de los ajenos, el gobierno central y las fuerzas unionistas, y de los propios, especialmente CDC como fuerza independentista que estorba más que ayuda o Ciutadans como formación nacida en Catalunya para recoger el sentimiento anti catalanista que el PP no puede abarcar.

La Unión Europea controla la economía española, la Europa alemana, francesa y británica ha secuestrado la soberanía económica catalana, lo que convierte a la Unión Europea en una institución no deseable, al menos con esa estructura. Eso es lo que despierta en el subconsciente del receptor del vídeo Josep Manel Busqueta (economista cupaire) cuando informa al grupo que no pueden permitirse una grúa u otra rueda porque “el presupuesto lo controla la troika”.

Al dudar de estar conduciendo en la buena dirección Quim Arrufat propone la asamblea como método básico para tomar decisiones y tras ella deciden orientarse en un mapa, tras situar su posición en él, Antoni Baños pregunta por la de Ítaca, a lo que Anna Gabriel contesta: “privatizada”. Dos marcos se activan aquí a la par, la privatización es indeseable y la Unión Europea (institución pública) es una extensión de los mercados. El primero nace de la interpretación de Ítaca como la patria de Ulises, el personaje homérico; dicha isla era la meta a alcanzar para Ulises en la Odisea, una frenética aventura abarrotada de obstáculos. Estableciendo un paralelismo entre la realidad política a la que la CUP aspira (servicios muy públicos y de calidad) e Ítaca y el mal, los obstáculos, que les acechan, la privatización (elitista y de menor calidad). El segundo marco está relacionado con la visión sobre la Unión Europea que hemos comentado anteriormente, Ítaca, la isla real, pertenece a Grecia, un país “rescatado” con fondos europeos por lo que se le exigen una serie de objetivos económicos que favorecen notablemente la privatización, ergo la Unión Europea ha privatizado Grecia, lo que refuerza el marco anterior.

2. Modus Operandi

Siguiendo con el análisis llegamos a lo que hemos llamado el modus operandi, los valores, normas o costumbres que definen el comportamiento y la forma de actuar de la CUP:

La primera imagen que se nos muestra tras la rueda pinchada y el motor humeante es la sandalia de David Fernández, el calzado que le mostró a Rodrigo Rato, presidente de Bankia entre enero del 2010 y el 7 de mayo del 2012, durante su comparecencia en la comisión de investigación del Parlamento catalán donde defendió las decisiones que tomó en este cargo, en unas fechas donde no se produjeron ventas de participaciones preferentes. Esa intervención catapultó a David Fernández a los titulares de la prensa estatal y fue un gesto de rabia contra lo que representaba Rato, parte del gobierno que intervino militarmente Irak y la mala praxis de un sector bancario deshonesto y fraudulento. Identificamos entonces a la CUP como un partido antimilitarista aprovechando el poso ideológico consecuencia del No a la Guerra de 2003 e inflexible con el comportamiento del sector bancario. 

La CUP es un partido que actúa con perseverancia y radicalidad entendiendo, radicalidad como definición de ir a la raíz del problema. Eso entendemos al oír a Isabel Vallet decir que ellos “siempre van derechos al objetivo” a pesar de los obstáculos.

Anàvem lents perquè anàvem lluny, el título de ese corto despierta en nosotros la sensación de que es necesario el trabajo duro y la constancia para conseguir los grandes objetivos. La CUP ha trabajado mucho el pisar firme que no rápido, como reza el refrán catalán “poc a poc i bona lletra”. Del mismo modo, “ho volem tot”, el eslogan de la campaña apoya la idea de la búsqueda de un objetivo existencial.

Tratando de encontrar una solución a la avería, Gabriela Serra sospecha que falta una pieza esencial para el funcionamiento de la furgoneta y, por ende, su avance. Baños entiende el concepto reflejándolo en otros que le son familiares, “sin justicia no hay libertad, sin soberanía no hay democracia, sin mujeres no hay revolución”. Y añade que ellos no renuncian a nada, no dejan a nadie atrás.

La rueda ya no es problema pero el motor no funciona, sin embargo, vemos avanzar a la furgoneta que simboliza el Procés, el concepto que despierta el marco que se ha establecido en Catalunya para hablar de la lucha independentista. La gente (entre los que se encuentran ellos) empuja el vehículo ejerciendo la función del motor; la gente es quién y para quién trabaja la CUP. Circulan por la izquierda y cuando alguien lo advierte se le contesta que “por la derecha nunca se avanza”; la CUP es un partido marcadamente de izquierdas y actúa en consecuencia. Ejemplo de ello es la voluntad de someter democráticamente a referéndum la situación de Catalunya con respecto a España a la que se han opuesto de diversas formas las fuerzas de seguridad, lo que dota de sentido al chascarrillo entre Isabel Vallet que pregunta qué harán si los paran los Mossos d’Esquadra (enemigos de la democracia) y David Fernández que responde que se harán los escoceses (a quienes sí se les ha permitido llevar a cabo ese referéndum).

3. Identidad

La forma en la que te ve el resto de personas es un elemento fundamental en política porque condiciona en segundo plano la valoración de tus actos o la información que reciban sobre ti. La CUP es consciente y nos lanza siete estímulos que intentan influenciar en nuestra visión, por supuesto, sobre ellos pero también sobre los demás.

Propia

Dice mucho de uno mismo en quién se fija, para la CUP los referentes son importantes y aportan cohesión a su discurso. En el minifilm David Fernández cita a Henry Ford, fundador de la histórica marca de automóviles, padre de la producción en cadena y defensor del consumismo, por lo que se le retrae la existencia que referentes más cercanos a su idiosincrasia y acaba citando a Ovidi Montllor, cantautor catalán militante del PSUC y posteriormente del Partido Comunista de Catalunya, en contra del elitismo de la existencia de referentes. Mediante este chascarrillo se activan los marcos conceptuales del comunismo y catalanismo sin necesidad de hacer apología explícita de ello. Refuerzan este último cuando presentan una mesa típicamente catalana, con todos sus alimentos propios de la cultura gastronómica catalana, como si esa fuera su mesa habitual consiguiendo un énfasis en el catalanismo cultural. Y refuerzan el comunismo cuando entra en escena el gato chino de la fortuna con el himno de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas acelerado y aparencia de levantar el puño como describe la simbología comunista.

Pero Ovidi Montllor y Henry Ford no son a los únicos que citan, Anna Gabriel hace mención implícita a Gramsci, síntoma de que su lectura de lucha por la hegemonía es gramsciana.

Orientándose en el mapa europeo les parece demasiado grande, no necesitan tanto, lo doblan dejando visible tan solo los Países Catalanes. De un solo gesto vuelven a tocar el ítem anti Unión Europea y se definen como nación que engloba ese territorio.

La participación de Anna Gabriel viene precedida a la llamada de Quim Arrufat a lo que parece una herriko taberna, la taberna del pueblo en euskera, que es donde se reúnen los simpatizantes de la izquierda abertzale. Se les entiende así, como simpatizantes de la lucha vasca e igualmente izquierda independentista, que no es una proclama menor.

Se van empujando la furgoneta cuando ven que se dejan el mapa, mas no les importa ya que “tienen memoria”, la asociación con el concepto de memoria histórica y la ley que le da nombre es inevitable, lo que les posiciona también uno de en esos dos bandos que protagonizaron la Guerra Civil, y por ende, antifascistas.

Por último, los eslóganes que nos muestran (Governem-nos y Vota’t) tienen una intención común, es un mensaje del partido hacia los electores que iguala estas dos posiciones, la gente es la CUP y la CUP es la gente, no son la clase política que tanta desafección causa.

Ajena

Identificar al resto de partidos también es cuestión relevante. La CUP dibuja a tres de sus adversarios políticos el Partido Popular, CiU y Podemos. Los populares aparecen como unos descerebrados al volante que aplastan a la Queta igual que PP aplasta la lengua catalana y van en dirección contraria, hacia atrás, rumbo a Madrid en 1978, lo que la CUP trata que represente para el receptor el PP, una vuelta opresora al pasado. Suena en el coche Sabina, quien reconoció no haber votado al PSOE a pesar de hacer campaña por ellos y criticar públicamente a Podemos.

Convergencia i Unió está interpretada por dos hombres vestidos de traje conduciendo un coche de alta gama, con una pulsera independentista que dicen ser la ITV. CiU es la clase política, rica, independentista de pulserita y corrupta.

Para los morados solo hay una referencia, quizá por su menor grado de antagonismo. Al no saber identificar el problema del motor de la furgoneta, David Fernández usa la terminología de Íñigo Errejón, dando a entender que Podemos rehúyan de identificar la realidad e inventen términos nuevos para no decir nada.

12 de septiembre de 2018

Análisis del framing: Campaña electoral de la CUP 2015 (Parte l)


Haciendo buen uso del enfoque que nos proporciona la lectura de No pienses en un elefante: lenguaje y debate político de Lakoff y especialmente al análisis de los frames o marcos, trataremos de desmenuzar, apoyándonos en una lógica minimalista, los activadores marcos conceptuales que contiene el mini film realizado por la Candidatura d’Unitat Popular (CUP) para la campaña electoral en las elecciones autonómicas catalanas de 2015. Tan solo nos serviremos de un spot por aquello de que menos es más.


Éste es un corto cargado de metáforas y dobles sentidos, con él pretenden ganar la simpatía de los televidentes de ideología similar a la suya con bromas que alguien ajeno a la política catalana no entiende y despertar curiosidad en los que no son afines a la CUP, además, y como analizaremos, de activar ciertos marcos mentales.

Situación Política

Pero para entender la campaña electoral debemos hacer una breve revisión al contexto en el que acontece. El 27 de septiembre de 2015 se celebraban las elecciones al Parlamento de Cataluña. Cinco millones y medio de catalanes estaban llamados a las urnas tras la anticipación de catorce meses por parte del presidente de la Generalitat, Artur Mas, de las elecciones, fruto de una reunión con los máximos representantes de ERC, ANC, AMI y Òmnium Cultural.

El tema en torno al que giró la agenda política dedicada a las elecciones fue la independencia de Catalunya. Mas definió la convocatoria electoral como la “consulta definitiva” tras el intento refrendario del 9 de noviembre de 2014. Los medios tildaban el 27 de septiembre como “las elecciones autonómicas más transcendentales desde la recuperación del autogobierno en 1979”. Era la oportunidad de Catalunya para reafirmar la voluntad independentista o, por el contrario, demostrar que sentían que esa no era la dirección adecuada.

Artur Mas planteaba las elecciones como un plebiscito, es decir, utilizar un mecanismo democrático para formar gobierno en forma de referéndum al uso. Dicho planteamiento supuso un conflicto en sí mismo, por un lado las fuerzas independentistas querían hacer de la cita electoral la fecha que marcara el inicio del camino real y directo hacia la independencia (consecuencia directa, se presupone, a una gran victoria electoral); por el contrario, los partidos unionistas trataban de deslegitimar un posible resultado adverso negando la mayor, se oponían a que las elecciones tuvieran un carácter más allá del habitual.

La excepcionalidad del acontecimiento era innegable en cuanto a las candidaturas, donde encontramos a CDC al margen de UDC, dentro de una lista conjunta (con Mas en cuarto lugar) formada junto a ERC y distintos líderes independentistas. Y la presidencia de Mas pasaba necesariamente por la mayoría absoluta de Junts pel Sí, puesto que la CUP, su único apoyo independentista fuera de JxSi, había asegurado con anterioridad que no iba a dar apoyo al expresidente.

Rajoy con el discurso del miedo, Rivera con retórica reaccionaria y continuista y Sánchez respaldando un proyecto federal como tercera vía al conflicto, llamaron a las urnas a los abstencionistas bajo el presupuesto que el porcentaje de personas que se abstienen en las elecciones autonómicas pero vota en la generales acudiera a la cita elevando la participación por encima del 70% y eso impediría a los independentistas lograr su objetivo.

La CUP en el lado independentista, tenía que lidiar con el PP, Ciutadans y el PSC por la autodeterminación, principalmente con CDC por el proyecto de país y con ERC y ICV por representar a la izquierda. Además, por la situación clave en la que las predicciones pronosticaban la posición de la CUP, éstos se verían sumamente presionados.


Fuente: El País, 21 de septiembre de 2015. Intención de voto en Cataluña: http://elpais.com/elpais/2015/09/18/media/1442600262_010904.html