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24 de enero de 2018

¿El sistema político internacional es unipolar, bipolar o multipolar?

terrorismo

Tiempo estimado de lectura: 5 minutos

La estructura del sistema internacional actual es un concepto operativo muy útil para la clasificación y el estudio de la realidad mundial. Precisamente para dar respuesta a una serie de cuestiones esenciales relativas a la distribución de hegemonía y capacidad de influencia de los actores en el susodicho escenario,  Esther Barbé (2007, 200-203) ha descrito tres modelos según el número de potencias hegemónicas.

Sistema político internacional unipolar

Éstos son, en primer lugar, el sistema unipolar, en el que una sola potencia ejerce el control sobre el resto puesto que posee el poder de coerción de forma exclusiva; además sus valores serán impuestos. El sistema en cuestión es estable por definición, reservando la posibilidad de cambio en caso de erosión (interna o externa) de la potencia imperial.

Sistema político internacional bipolar

En segundo lugar, el sistema bipolar, una tipología de sistema en la que la hegemonía es compartida entre dos potencias que sumadas igualan o superan la capacidad del resto de actores en conjunto. Puede darse heterogeneidad u homogeneidad en los valores dependiendo si los comparten o no las potencias imperantes. La estabilidad estará asegurada siempre que haya equilibrio entre éstas y su erosión o enfrentamiento no sea el suficiente. A pesar de que la realidad de la Guerra Fría es algo más compleja que eso, encontramos autores que califican de bipolar el sistema comprendido entre el final de la Segunda Guerra Mundial y la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Sistema político internacional multipolar

Por último, Barbé tipifica un posible escenario denominado sistema multipolar que responde ante el equilibrio de varias potencias de similar capacidad de influencia. Fruto de este equilibrio puede darse la homogeneidad o heterogeneidad en los valores, sin embargo parece más probable la discrepancia cuanto mayor sea el número de actores predominantes. La estabilidad resulta del recelo de unas potencias a otras manteniendo la igualdad y ejerciendo si es necesario el uso de la fuerza para garantizarla. La autora apunta a la Europa de los siglos XVIII y XIX como ejemplo histórico de sistema multipolar.

Una vez identificadas las categorías, tratamos de encajar el sistema internacional contemporáneo en alguna de ellas pero su complejidad característica imposibilita hacerlo.

Tras el final de la Guerra Fría –e incluso durante ésta– vemos aparecer una serie de síntomas distintivos de una nueva etapa en la historia de la política internacional, la globalización. Al contrario de lo que muchos autores afirman, ésta no es un hecho único en la historia, en el pasado, el mal llamado descubrimiento de América, la esclavitud, la locomotora y barco a vapor o el telégrafo fueron otros fenómenos que supusieron un impacto inconmensurable (Ferrer, 1997, 12). Sin embargo, la influencia de la globalización es suficiente como para obligarnos a cambiar el esquema de análisis, siguiendo el adoptado por Barbé (2007, 307), nos fijaremos en el plano militar, en el económico y en el global. Debemos hacerlo de este modo puesto que cada uno de estos ámbitos tiene una lógica distinta y no se entiende si no es por separado aunque asumiendo su total interdependencia.

El ámbito militar está determinado por una potencia en solitario, Estados Unidos, la fuerza bélica más poderosa del mundo, muy por detrás encontramos las otras cuatro potencias nucleares reconocidas en el Tratado de no-proliferación nuclear (Rusia, Francia, Reino Unido y China), India y Pakistán que demostraron su capacidad nuclear a finales de los años 90, e Israel y Corea del Norte (Sánchez, 2007, 43). Por tanto, podríamos afirmar que el sistema jerárquico internacional militar es unipolar con un dominio estadounidense en primera instancia y, en todo caso, multipolar si ampliamos el espectro de estudio por “la discriminación que implican los acuerdos de no-proliferación nuclear, que permiten a las cinco grandes potencias mantener su armamento mientras lo prohíbe para el resto de estados” (Sánchez, 2007, 43).

Si profundizamos un poco más en el tema veremos, de acuerdo con Barbé (2007, 312-315) tres hechos que nos llevan de alguna forma hasta este escenario. Pese a que el fin de la Guerra Fría y la descolonización parecían apuntar a la obsolescencia del concepto seguridad como estrictamente la defensa militar del estado, dando pie a uno en términos mucho más amplios incluyendo economía, derechos humanos y desarrollo; la cruda realidad es que Irak o Afganistán demuestran el auge del armamentismo, no solo en el nuevo enfrentamiento Estados Unidos contra los rogue states, sino también en zonas conflictivas totalmente inestables (Oriente Medio, Grandes Lagos de África o la antigua Yugoslavia) donde el estado soberano clásico no se ha consolidado y estalla la violencia por motivos económicos, étnicos, religiosos, etc., véase  el terrorismo (Sánchez, 2007, 49-60), enlace entre el plano militar y el global, que trataremos más adelante y no en profundidad por su extensión. Por último, la privatización a la que se somete el propio plano militar con máximos exponentes en los ejércitos paramilitares financiados por grandes potencias económicas con el objetivo de favorecerlas con su actuación.

En el plano económico es quizá donde el impacto de la globalización ha sido mayor puesto que se alimenta mediante los tratados de libre comercio, la creación de empresas transnacionales, la privatización de las empresas públicas y la desregulación financiera internacional (Mittelman, 2002, 37). Dicho fenómeno se ha traducido en dos pulsos, el protagonizado por el estado contra la globalización y ésta frente a la regionalización.

El primero de ellos se da por la tensión entre el control estatal fundamentado en la soberanía territorial, como bien comenta Barbé (2007, 316), y lo que supone la globalización, “la superación del territorio y del tiempo como marco de actuación por parte de los actores” (Arenal, 2002, 35). Ante esto encontramos el nacionalismo, “reacción y consecuencia de la globalización, en el sentido de buscar posicionarse como nación en el sistema internacional de forma que les sea más ventajosa” (Sánchez, 2007, 74).

El segundo tiene que ver con la integración económica regional que atenta –aunque menos que los estados–  contra los valores más extremamente liberales (en cuanto a libertad económica se refiere).
Además, dicha regionalización se ha concentrado en Europa Occidental, Norteamérica y Asia Oriental como foco de comercio e inversiones, lo cual supone un problema para el resto de zonas marginadas, la globalización, en términos económicos, no es ni mucho menos universal, de hecho, dicho sea de paso, siguiendo los cánones liberales trata a la desigualdad como algo natural.

La estructura económica internacional es multipolar, encabezada por las potencias clásicas y en breve también por los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudafrica).

En cuanto a la agenda global, no es otra cosa que los problemas que unen a diferentes actores (un gran número de ellos) y que requieren de una solución conjunta como puede ser el cuidado del medio ambiente, la lucha contra el terrorismo o la pobreza. No podemos obviar el aumento considerable que denota la participación “ciudadana”, activistas que mediante ONGs u otras plataformas han conseguido una mayor relevancia en la arena internacional (Barbé, 2007, 321-323). Sin embargo, la agenda global está estrechamente ligada a la Organización de Naciones Unidas donde predominan los países de las zonas mencionadas en la regionalización sobre el resto.

Podemos concluir entonces, que a pesar de no poder encuadrar la realidad internacional como un todo en los modelos descritos por Barbé, si la diseccionamos seremos capaces de identificar dichos patrones en los distintos planos. El sistema internacional militar responde ante una estructura unipolar (en segundo plano multipolar) con Estados Unidos al frente, el económico, claramente multipolar, se caracteriza por el liderazgo de los bloques regionales que actúan como unidades compuestas de estados, y el global, algo más anárquico y difuso, toma una estructura u otra según el issue a tratar aunque generalmente los líderes son los mismos que en el plano económico.

La teoría política internacional (véase Samuel Phillips Huntington) ha denominado a la susodicha estructura en alguna ocasión como sistema uni-multipolar, parece un concepto válido dadas las circunstancias.

10 de enero de 2018

Acción política colectiva y las TIC en España


Tiempo estimado de lectura: 10 minutos

Entendemos por acción política colectiva una forma de participación que engloba todas aquellas acciones conjuntas que se llevan a cabo en pos de lograr unos intereses comunes y/o que tienen como objetivo resolver un conflicto preexistente. Para la consecución de estos objetivos e intereses se llevan a cabo una serie de prácticas de movilización específicas, influyendo a su vez en la distribución de poder o en las tomas de decisiones públicas. 

Y durante décadas este concepto ha quedado reflejado en muestras de acción colectiva de carácter presencial y con repercusión local-nacional condicionadas por los canales de difusión, pero con la aparición de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) se creó “una nueva lógica espacial: los flujos frente a los lugares: Una lógica que cobra sentido en un mundo globalizado, donde mercados, sociedades y culturas se vinculan a través de una comunicación a gran escala, a su vez ligada a las relaciones de interdependencia entre los países” (Barba y Sampedro, 2011: 159). 

Los más optimistas ven las TIC como un instrumento básico en la lucha política de la acción colectiva, puesto que permite salvar el obstáculo “geográfico” en cuanto a la comunicación pudiendo construir una red totalmente horizontal que conecta lo local con lo global, además de la posibilidad de crear un conjunto de medios de información alternativos ajenos al control de los grupos mediáticos de (des)información empresariales. También se piensa que dichas ventajas logran incurrir en un cambio en la actitud de los individuos insuflándoles la proactividad de la que el escenario anterior carecía.

En suma, podemos clasificar los principales posicionamientos con respecto a las TIC en la acción política colectiva en dos visiones, la ciberoptimista, la que engloba lo expuesto anteriormente, y la ciberpesimista o ciberescéptica, que subraya algunas de sus limitaciones como la brecha digital o la debilidad de la asociación de los grupos formados mediante internet. 

Si repasamos la historia más reciente de la acción política en España podemos identificar cuatro elementos, a priori similares entre sí, que evolucionan distinto por sus características propias (Barba y Sampedro, 2011):


Origen
Convocatoria
Espacio acción
Resultado
13M
Tejido social movilizado local con extensiones nacionales
Anónima
Offline
Disolución
MVD
Tejido social movilizado local con extensiones nacionales
Anónima
Offline y Online
Movimiento Social MVD
Anti Ley Sinde
Movimiento social online de ámbito nacional
Ciberactivista
Online
Movimiento encapsulado esfera digital
15M
Tejido social movilizado local con extensiones nacionales y globales
Anónima
Offline y Online
Movimiento 15M internacional
















En primer lugar, aparece el 13M, movilizaciones presenciales, espontáneas, de disolución inmediata y repercusión local-nacional que se diferencian de otras anteriores por el papel determinante que jugaron las TIC en su convocatoria, online y anónima. En Madrid, el 13 de Marzo de 2004 se congregó en una manifestación el tejido social más movilizado sin necesidad de organización ni contacto previo, eran activistas que tan solo tenían eso en común en algunos casos. Es un hecho insólito por los mismos motivos que hicieron que se disolviera, su débil vinculación.

En segundo lugar, el Movimiento por una Vivienda Digna (MVD), una reivindicación que cristalizó su proyecto en un movimiento social tras sumar a su acción tradicional la interacción online. Al igual que el 13M, el MVD es un fenómeno autoconvocado de repercusión local-nacional, pero éste actúa tanto online como offline, lo que le permitió mantenerse en el tiempo y superar el obstáculo de la vinculación antes de su neutralización.

En tercer lugar, el movimiento Anti Ley Sinde, un proyecto que gira en contra de la aplicación de la susodicha ley y a favor la universalidad de la red y la cultura libre. Lo que caracteriza este movimiento de forma diferencial respecto a los anteriores es su target, algo más homogéneo (principalmente ciberactivistas), y su espacio de acción, totalmente online. Por ello, su influencia quedó limitada al entorno digital[1], no supo gestionar ambas esferas como el MVD y obtuvo una repercusión menor.

Por último, el 15M, el nacimiento de un movimiento del que el proyecto 15M.CC fue testigo, “la manifestación convocada por ¡Democracia Real YA! dio paso a lo que se ha conocido como el «movimiento del 15M», un despertar de conciencia colectivo sin precedentes en España. A partir de ese día, cientos de personas se hicieron habituales en torno a la Puerta del Sol y algunas, como nosotros (Pablo Soto, Stéphane M. Grueso y Patricia Horrillo), empezaron a relatar lo que estaba sucediendo a través de las redes sociales y de blogs” cuentan en su página web.

Por supuesto, el 15M aprendió de las experiencias pasadas y superó, aprendiendo del error del movimiento Anti Ley Sinde, la combinación de las realidades online y offline. Logró transformarse en un movimiento social con continuidad, a diferencia del 13M y su disolución inmediatamente posterior a su nacimiento. Ocupó la agenda pública recogiendo las demandas del 13M (un sistema de representación político informativo veraz), del MVD (un modelo económico sostenible y libre de corrupción política) y del movimiento Anti Ley Sinde (la universalidad de la red y la cultura libre), agregándolas a un marco de reformas estructurales que mejoren la calidad de la democracia.

El 15M llegó tan lejos en el ámbito de la acción política colectiva que acabó por cristalizarse, de un modo u otro, en un partido político, Podemos. Ergo, se podría afirmar sin muchas reservas que el movimiento 15M, viendo representados sus intereses en un partido político que no es otra cosa que uno de los principales candidatos a formar gobierno a nivel estatal, ha sido “el máximo paradigma de movimiento social generado a través de una convocatoria anónima de multitudes a través de las TIC” (Barba y Sampedro, 2011; 165).

Por lo tanto, volviendo a las dos principales visiones por lo que respecta al papel de las TIC en la acción política colectiva, reconocemos las debilidades apuntadas por los ciberoptimistas en los elementos analizados, sin embargo, ha sido mediante las TIC como se ha dado el mayor exponente de movimiento social en el estado.

Así que cabría dar la ventaja a éstos últimos, a menos que, pensando en la acción política colectiva como una herramienta para la consecución de las conquistas sociales que se demanden y nazcan del contrapoder con el objetivo de lograr la justicia social, se entiendan, estas y otras muestras de acción colectiva, como válvulas de escape para la presión y el descontento social dirigidas por el poder hegemónico, que por consiguiente no perjudicarán de ningún modo el statu quo o incluso lo desarrollen.

Hablando de hechos concretos, analicemos el 15M. El 23 de marzo de 2011, con casi un mes de antelación se celebró en el Medialab-Prado de Madrid la “#Redada 6: Derechos civiles, activismo e Internet”, una ponencia que giraba en torno a si las redes sociales potencian el activismo y la necesidad de ocupar las calles para producir cambios, mirándose en las llamadas “Primaveras Árabes”. Los participantes, Juan Freire (profesor y experto en sociedad en red), Enrique Dans (profesor IE Business School), Francisco Polo (Actuable), Olmo Gálvez (Democracia Real Ya), un Representante de Juventud SIN Futuro, Diego Beas (experto en politica y sociedad) y Leila Nachawati (especialista en gestión de medios sociales y en libertad de expresión en Oriente Medio y Norte de África), apuntaron claramente a la irrupción de un fenómeno similar al de las “Primaveras Árabes” en España, incluso se hablaba ya de la manifestación convocada para el 15 de Mayo como fecha ideal del suceso, en palabras de Enrique Dans:

“Esa es la gran diferencia. Las coyunturas simplemente favorecen el desarrollo de un tejido organizativo, de una toma de conciencia, del establecimiento de conexiones… Pero son los EVENTOS los que de verdad PROVOCAN (las revoluciones). En la próxima manifestación del 15 de mayo (…) ¡No estoy pidiendo que nadie salga a la calle y se queme a lo bonzo, por Dios! (en referencia al “evento” que originó la Primavera Árabe). Pero falta ese EVENTO, y por ahora estamos viviendo de coyunturas (…). La discontinuidad surge cuando se da ese EVENTO, y eso es algo que en una democracia madura es más difícil que surja, y que desde luego aquí (en España) no ha surgido hasta ahora”.

Imaginando un escenario contrafáctico, en caso de pensar que el 15M fue creado o patrocinado de alguna forma por entidades externas, el vaticinio de la irrupción del supuestamente espontáneo movimiento 15M no debería sorprendernos. Así como tampoco el curioso retraso con el que se cargó el video en la web de MediaLab, los videos de las #Redadas anteriores se volcaban en el mismo día de la celebración, pero ese no fue el caso de la que comentamos, sino que se publicó un mes más tarde, por supuesto, a posteriori del 15M para no levantar excesivas sospechas.

La simple lógica de la creación del Medialab-Prado ya dice más de lo que pueda parecer a priori, se crea a imagen y semejanza del Massachusetts Institute of Technology (MIT), el mayor centro de creación de inteligencia colectiva, de ideología abiertamente capitalista y financiado por el gobierno de los Estados Unidos de América. Entre su staff técnico encontramos a Ethan Zuckerman, creador de Global Voices, una red de supuestos blogueros “independientes” financiada por la Open Society Foundation del millonario liberal George Soros en la que Leila Nachawati, una de las invitadas de la #Redada, publica. Zuckerman también es principal investigador y director del MIT Center for Civil Media, quien, de nuevo, está financiado por la Open Society Foundation de Soros.

En la #Redada 15 (aunque también presente en la 2, 3 y 4) donde se volvían a reunir los participantes de la 6, se incorporó Javier de la Cueva, el pionero y promotor de las licencias Creative Commons (profundamente promovidas por Juan Freire y Enrique Dans, participantes de la #Redada 6), protagonista de Laboratorio Procomún en Medialab-Prado y receptor, mediante Creative Commons, de financiación por parte de Open Society Foundation y la Omidyar Network Foundation (dirigida por el fundador de eBay, Pierre Omidyar). 



Así mismo, es fundamental analizar cómo se contó el 15M y para ello hemos dado con periodismohumano.com, la referencia fundamental para entender el movimiento desde sus inicios, según su página web. El medio más citado en twitter del 15 al 19 de mayo, justo en su eclosión y referencia de primera mano para medios como The New York Times, Al Jazeera o The Washington Post. 

En primera instancia, reconocen, su cometido fue el de contarle al mundo lo que sucedía en esa plaza, pero en cuanto los medios generalistas dieron cobertura suficiente al suceso pasaron a contextualizar y dar perspectiva, ofreciendo las claves, el origen y la evolución del 15M. A la pregunta de por qué ese medio se había convertido en referencia, ellos mismos contestan “porque cuando el 15M despertó, periodismohumano ya estaba allí” (Periodismohumano, 2011), lo cual resulta muy revelador.

Dicen que este fenómeno está relacionado – si de una manera formal o de fondo es otro debate – con las revueltas en el Norte de África y en Oriente Medio. En periodismohumano hemos analizado el ambiente que se respiraba en las calles y redes sociales de Egipto, Túnez o Bahrein desde meses antes que comenzaran esas movilizaciones y hemos mantenido una actitud desprejuiciada desde el inicio con lo que empezó a suceder.” (Periodismohumano, 2011)

La actitud desprejuiciada de la que hablan en Periodismohumano es una suerte de visión imperialista pro OTAN, apoyan a “rebeldes libios”, “rebeldes sirios”, “ONGs independientes en Egipto” y a la oposición anti-Putin rusa. Hacen eco de numerosas campañas de desinformación sobre Siria por parte de Amnistía Internacional.

Éstas son algunas de las sospechosas vinculaciones de los “líderes” del 15M con fundaciones creadas por millonarios de las que The Guardian informó en 2004[2], su directa implicación en la organización de revoluciones de colores. Lo cual hace plausible la teoría de movimientos sociales (15M) como válvulas de escape para el descontento social dirigidas por el poder hegemónico (Open Society Foundation), sin embargo, aún es pronto quizás, para afirmar que por consiguiente no perjudiquen de ningún modo el statu quo imperante o incluso lo desarrollen.

______________
[1] Anonymous convocó una manifestación en contra de la Ley Sinde para los premios Goya en 2011 y obtuvo una asistencia por debajo de las 300 personas. 

[2] The Guardian, 26 de noviembre de 2004. What Uncle Sam is up to: https://www.theguardian.com/world/2004/nov/27/ukraine.guardianletters1