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Tras la lectura de algunos capítulos del libro publicado por Mark H. Moore en 1998, “Gestión estratégica y creación de valor en el sector público”, trataremos que reflexionar sobre algunas cuestiones relacionadas con el concepto de gobernanza y cómo éste se conjuga con el rol del analista político.
Contexto de gobernanza
La primera de las preguntas es: ¿se produce el "caso Ruckelshaus” en un contexto de gobernanza? Bien, entenderíamos que la política pública que lideró William Ruckelshaus en la Agencia de Protección Ambiental (EPA, sus siglas en inglés) sí se dio en un contexto de gobernanza, puesto que los procesos de toma de decisiones y por el cual éstas son implementadas (o no) tuvieron lugar de forma satisfactoria y mediante la participación de la sociedad civil en asuntos públicos.
El porqué sostenemos dicha afirmación es sencillo, la población habían generado unas demandas concretas en relación con la contaminación a partir de sucesos e información, esas demandas llegaron a la administración pública (lo cual ya da vida a la trayectoria de dichas demandas) y no solo eso, sino que se decidió dedicar medios para la creación de una política pública que solucionase o al menos mejorara la situación que había sido denunciada. Una vez llegados a este punto los interesados en el tema hicieron uso de su fuerza, información y voluntad en la arena política. El punto que podía fallar en este caso era el final, la consecución del objetivo planteado; pero ¿por qué no se conseguiría? Tal y como suele ocurrir en estos casos, no se conseguirá por la división interna. A medida que avanza el desarrollo de la política, el conglomerado de personas que habían formado antes un grupo de interés unido, por la incertidumbre que implica la propuesta y aplicación de una “solución” a un problema nuevo, acaban por deshacer la cohesión necesaria para lograr sus objetivos por falta de información y experiencia.
Al fin y al cabo, porque no hay una política pública perfecta, incluso la más eficaz y satisfactoria puede acabar generando otra demanda. Este es el caso de la implementación del uso obligatorio del casco para los motoristas, en España durante años el uso del casco había sido obligatorio por ley, pero no de facto hasta el endurecimiento de las sanciones. Una casi impecable gestión de dicha política logró reducir drásticamente el número de muertes de motoristas en accidentes de tráfico, sin embargo, a una buena política pública le siguió un descenso en la donación de órganos, campo en el que España era líder en solitario a nivel mundial, dado que el número de órganos útiles que generaban esos accidentes se redujo notablemente.
Lo que deberíamos valorar primordialmente es si ha habido una toma de decisiones generada o en la cual haya participado la sociedad en el mayor conjunto posible, la gobernanza asume posibles déficits; sean de capacidad, conocimiento, implementación o motivación, pero a pesar de eso la estrategia de Ruckelshaus tuvo éxito y consiguió que la EPA y los ciudadanos se pusieran en común para la limpieza del entorno.
El papel del analista político
En cuanto al impacto de la gobernanza en el papel que juegan los analistas de políticas en las organizaciones públicas, es algo complejo. Por una parte la propia gobernanza, al incluir a la sociedad de forma activa en todo el proceso, permite que la administración consiga información que ésta le da de primera mano y gracias a la cual los analistas pueden realizar un exhaustivo trabajo. En esta dirección apunta Moore cuando trata el objetivo primordial del sector privado y su características, dicho sector busca el beneficio económico de forma inmediata y eso es medido en función del saldo total de un periodo, en cambio, la administración pública pretende el beneficio social al menor coste económico posible y suele desarrollarse a largo plazo, por lo que realizar un diagnóstico en contexto de gobernanza sobre la calidad y resultados de una política pública resulta, cuanto menos, difícil.
Por otro lado, no siempre lo que la sociedad parece asumir como positivo acaba siéndolo realmente, esto es debido al dinamismo implícito del concepto gobernanza, los valores pueden evolucionar con el paso del tiempo y los cambios deben ser previstos de alguna forma, pero esos cambios no los puede prever la propia sociedad.
Para afrontar los problemas planteados y salvar la incertidumbre, entre otras cosas, es para lo que trabajan los analistas políticos; y la gobernanza ha dado la oportunidad de mejorar lo que éstos pueden ofrecer conjugando de forma correcta ambos factores.
Por último, haciendo referencia a cómo debe adaptarse el triángulo estratégico definido según el autor a un contexto de gobernanza, creemos que este triángulo a priori equilátero deberá pasar a darle más peso y relevancia al lado de la legitimidad y el apoyo político puesto que la intervención de sectores tanto públicos como privados es el concepto más valioso en dicho contexto. De hecho, el triángulo estratégico parece estar diseñado para una situación en la que A (sector público) pretende que hacer funcionar X y debe para ello convencer a B (sector privado) o viceversa. En un contexto idílico de gobernanza esto no se daría así, en ese caso A y B proponen y discuten X a fin de hacerlo posible de una forma apta para ambos. Un diseño de política pública valioso, en términos sustantivos, y la legitimidad necesaria para llevarlo a cabo van idealmente unidos des del inicio, ahorrándose así futuras discrepancias y obstáculos en su aplicación.
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